Estamos en la desembocadura de un vacío urbano que, antes de llegar a la playa, se ensancha y actúa como cojín entre el casco viejo de Poblenou, formado por estrechas callejas y casa de poca altura, y el nuevo orden del frente marítimo.

Aquí se emplaza la nueva biblioteca, sin entorpecer el paso en el ensanchamiento de la calle Bilbao.

La fachada principal que da a este gran vacío es la más simple volumétricamente, pero la más compleja en su solución técnica, ya que la orientación dificulta la correcta iluminación de los espacios de las salas de lectura.

Como se puede ver en estos detalles, está diseñada con una doble piel de lamas de aluminio que filtran la luz e impiden la entrada de rayos solares directos, y una segunda piel de vidrio.

Aquí vemos la testa del gran volumen colectivo: la fachada principal que da a la plaza gira y termina en el norte, donde las lamas desaparecen y surgen los volúmenes de los espacios servidores que, articulando espacios más domésticos en los que aparecen una rampa y escalinata, configuran un acceso a un único vestíbulo desde el que se puede acceder a las salas de lectura, las zonas técnicas y de servicios, y el pequeño auditorio.